Introducción
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Antes de
plantear actuaciones o formas de trabajar en el aula debemos reflexionar sobre
las características y necesidades del centro educativo en el que nos
encontramos. Las necesidades e intereses de unos centros y otros, y de los
distintos grupos de alumnos del propio centro educativo, serán diferentes en
función de sus características y situaciones. Se deben analizar estas
diferencias cuidadosamente porque marcarán la forma de actuar en cada caso. La
propuesta de actuación generalmente no será la misma para todos los centros y
tampoco será una propuesta estática dentro del propio centro, sino que irá
cambiando a lo largo del tiempo en función de la evolución del centro y de los
miembros de la comunidad educativa.
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Es fundamental realizar una evaluación
continua y conjunta de las actuaciones que se llevan a cabo para proponer las
modificaciones que sean necesarias con el fin de conseguir una buena
convivencia.
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En las
propuestas de trabajo que se planteen, es importante la participación de todos
los miembros de la comunidad educativa, puesto que todos son parte del centro
escolar y participan en la convivencia. Todos deben estar implicados en el
proceso para percibir el centro como algo propio y mantener una buena convivencia.
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En las
etapas educativas iniciales, como son educación infantil y primaria, se trata
de desarrollar una actuación preventiva. Para ello, se debe fomentar en los
alumnos la adquisición y el desarrollo de una serie de habilidades sociales y
personales necesarias para relacionarse socialmente y conseguir una convivencia
pacífica.
Puntos
clave
Para una buena convivencia:
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Fomentar las
relaciones sociales y el conocimiento mutuo entre los miembros de la comunidad
educativa para que todos convivan en armonía. Para ello, se pueden proponer
actividades de encuentro como las que hemos recogido en otros capítulos
(fiestas, jornadas de puertas abiertas, días especiales, etc.).
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Participación
activa de todos los miembros de la comunidad educativa, que compartan
opiniones, intereses, experiencias, etc.
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Puesta en
marcha de actuaciones para resolver conflictos. Nos referimos a propuestas como
las que analizamos en los capítulos 6 y 7 (alumno ayudante, mediación,
negociación, asamblea, consenso, método pikas, círculo de amigos, propuestas
para víctimas, para agresores y para las familias), y sobre las que
profundizaremos en los próximos temas.
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Formas de
trabajo planteadas a través de la acción tutorial, que comentaremos en el
capítulo 9.
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Desarrollo
de acciones encaminadas a potenciar las habilidades sociales y personales de
los alumnos.
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Consideración
de espacios no docentes, por ejemplo el patio de recreo y el comedor, como
lugares donde pueden producirse situaciones conflictivas y en los que es
necesario intervenir.
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Apertura del
centro a la sociedad. Es importante mantener una relación abierta y
participativa con el entorno para conseguir una buena convivencia.
El plan
de convivencia
En el artículo 121 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, se
recogió la inclusión de un Plan de Convivencia en el Proyecto Educativo de
Centro. Sin embargo, las comunidades autónomas y cada centro educativo
determinan la forma de llevarlo a cabo, por lo que podemos observar grandes
diferencias entre un centro y otro, e incluso podemos encontrar centros que no
han elaborado un Plan de Convivencia.
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Generalmente,
en este documento se incluyen los valores y normas que deben respetarse en el
centro para conseguir una buena convivencia, así como las consecuencias de su
incumplimiento.
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Si el centro
no dispone de un Plan de Convivencia, estos aspectos deben recogerse en otro
documento.
En el desarrollo del Plan de Convivencia, Martínez (2009)
diferencia las siguientes fases:
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Diseño: consiste
en determinar las personas que van a encargarse de dirigir el proceso, cuáles
serán sus funciones y actividades, y establecer una adecuada organización para
llevarlo a cabo.
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Sensibilización: se trata de hacer partícipes del proceso a todos los miembros de
la comunidad educativa a través de encuestas, entrevistas, debates, etc., para
reflexionar sobre la importancia de que el centro cuente con un plan de
convivencia.
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Diagnóstico, elaboración y consenso: se lleva a cabo una valoración
de las características y necesidades del centro, y se establece un plan de
actuación que irá abordando diferentes temas en función de las prioridades
establecidas por los miembros de la comunidad educativa.
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Aplicación y seguimiento: en esta fase se pone en marcha el plan y se realiza una
evaluación continua que permitirá realizar modificaciones y mejoras si es
necesario.
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Evaluación y propuestas de mejora: esta es una valoración del plan
a más largo plazo para analizar si se han cumplido los objetivos establecidos o
no. Permite cambiar los objetivos conseguidos por otros y proponer nuevas
actuaciones para los que no se han conseguido.
Tutor de convivencia
El tutor o coordinador de convivencia es el responsable de la elaboración
y desarrollo del Plan de Convivencia en el centro escolar, gestiona recursos y
personas.
Se trata de profesores que dedican una parte importante de su
jornada laboral a gestionar la convivencia escolar y un menor número de horas a
la docencia.
Habitualmente, son ellos mismos
los que se proponen como tutores de convivencia y presentan unas habilidades
sociales y personales, basadas en la asertividad, que favorecen el desarrollo
de su labor. Sin embargo, tampoco está de más su participación en cursos y
actividades formativas especializadas en este tema.
Sus funciones a nivel de centro:
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Elaboración
del Plan de Convivencia. Esto implica llevar a cabo un diagnóstico de la
situación, plasmar de forma escrita el Plan y realizar las valoraciones necesarias.
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Puesta en
marcha del Plan de Convivencia a partir de la coordinación de los diferentes
miembros de la comunidad educativa.
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Desarrollo
de otros programas de actuación y actividades educativas: acogida de nuevos
alumnos, tutorías, formación de mediadores y alumnos ayudantes, entrenamiento
en habilidades sociales y personales, actuación ante el maltrato, educación en
valores, etc.
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Formación y
guía de alumnos mediadores, ayudantes, etc.
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Definir
actuaciones concretas en situaciones de absentismo, acoso o maltrato escolar y
alumnos con problemas conductuales.
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Apoyo a los
tutores de aula en situaciones de disrupción, desmotivación, faltas de respeto,
deterioro de infraestructuras y materiales, etc.
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Desarrollo
de actividades novedosas y alternativas para fomentar las relaciones y el
conocimiento mutuo de todos los miembros de la comunidad educativa como días de
encuentro, fiestas, etc.
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Coordinación
con los tutores de aula, el resto del equipo docente y del departamento de
orientación para disponer de información adecuada que permita proporcionar la
ayuda necesaria al alumno.
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Por otro
lado, estos agentes educativos pueden colaborar con el tutor de convivencia en
la intervención y evaluación del caso.
Sus funciones a nivel individual:
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Se encargará
de intervenir en determinadas situaciones en las que se vea implicado cualquier
miembro de la comunidad educativa mediante técnicas como las que comentamos en
el capítulo 6 (mediación, negociación, asamblea, etc.).
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En estos
casos, debe ser capaz de diferenciar cuándo puede ofrecer una ayuda adecuada y
cuándo es necesaria la participación de otros profesionales del propio centro
(departamento de orientación, equipo de mediación, alumnos ayudantes, etc.) o
de fuera del mismo (psicólogos, educadores de calle, asociaciones y otras
entidades sociales, etc.). Por otro lado, puede actuar como dinamizador u
orientador en ciertas situaciones, para lo que necesitará herramientas y
recursos alternativos.
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La labor del
tutor de convivencia en el desarrollo socioemocional del alumno ya que
posibilita la expresión positiva de emociones, la empatía, la reflexión sobre
sus actos y consecuencias, el desarrollo de la autoestima, el reconocimiento de
sus errores y la utilización de estrategias pacíficas de solución de problemas.
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Establece
una estrecha relación con las familias de los alumnos para informarles de su
evolución, sobre todo en casos de conflicto o necesidades formativas, para
implicarles en el proceso de intervención y fomentar su participación en el centro.
Aula de
convivencia
El aula de convivencia es el espacio en el que el tutor de
convivencia lleva a cabo su intervención con los alumnos y otros miembros de la
comunidad educativa que requieran su actuación.
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Es posible
que no se trate de un único espacio y que se puedan utilizar diferentes lugares
en función de las necesidades del centro. Pero deben ser espacios que resulten
cómodos y agradables, que favorezcan la comunicación y la participación, y
aseguren la confidencialidad.
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Este espacio
nada tiene que ver con un aula de castigo a la que llegan alumnos con mal
comportamiento. El aula de convivencia es un aula de aprendizaje y desarrollo.
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Es
importante que esta aula disponga de un horario amplio de atención y que se
encuentre abierta a cualquier miembro de la comunidad educativa y a cualquier
problemática.
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En ella,
pueden tratarse problemas emocionales, de relación entre compañeros,
incumplimiento de normas, conductas disruptivas, etc.
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Cualquiera
de los implicados u otro miembro de la comunidad educativa puede presentar el
caso si observa algún problema de comportamiento, de relación o de necesidad
formativa. Una vez que el problema llega al aula de convivencia, el trabajo del
tutor de convivencia será determinar si es un caso que pueda tratarse allí o si
debe derivarse a otro profesional. Si el caso es susceptible de abordarse en el
aula de convivencia, el tutor de convivencia establecerá el tipo de
intervención más adecuada en función de las características del problema.
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Es
conveniente realizar un contrato de colaboración entre el tutor de convivencia
y los asistentes al aula para asegurarse de su compromiso de cambio y su
implicación en el proceso. Asimismo, se recomienda llevar a cabo un registro y
seguimiento de los casos tratados en el aula de convivencia para modificar las
intervenciones si es necesario y poder analizar las necesidades del centro e
incorporar nuevas actuaciones al Plan de Convivencia. Además, en esta aula de
convivencia el tutor puede reunirse con otros miembros de la comunidad
educativa para planificar sus actuaciones, realizar valoraciones de las mismas
e introducir modificaciones cuando sea necesario.
Dificultades relacionadas
Puede haber varios problemas que pueden aparecer en relación con
las actividades del tutor de convivencia:
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Derivación del alumno al aula de convivencia: los centros educativos deben
disponer de una serie de criterios de actuación para determinar cuándo y por
qué derivar a un alumno al aula de convivencia.
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Intercambio de información: el tutor de convivencia necesitará obtener
información sobre el alumno y el conflicto a partir de los agentes que hayan
estado presentes en el proceso o que puedan aportar información relevante. En
muchas ocasiones, esto puede suponer un problema por lo que conviene establecer
reuniones periódicas para que todos estén informados del proceso y se facilite
la colaboración entre ellos.
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Asistencia al aula de convivencia: los profesores pueden ver de
forma negativa la asistencia del alumno al aula de convivencia cuando están
abordando algún tema importante en clase. Por esta razón, es fundamental
coordinarse con ellos para evitar que el alumno falte cuando se llevan a cabo
explicaciones importantes en el aula.
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Información a la familia: para el desarrollo del proceso, es necesario que la familia esté
informada de todo lo que ocurre con el alumno. De esta manera, promovemos su
participación e implicación en el proceso.
Actuación en el aula
Además el tutor de convivencia puede realizar otras actividades en
el aula para conseguir una buena convivencia se basa en diferentes actividades,
ejercicios, dinámicas, jornadas de encuentro, etc., como hemos comentado en
capítulos anteriores.
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Fomentar el
desarrollo socioemocional de sus alumnos y conseguir una convivencia pacífica.
Para ello, puede utilizar la asamblea, la distribución en rincones, los
cuentos, las canciones, las manualidades, las películas, etc.
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Potenciar en
los alumnos habilidades sociales y personales para relacionarse socialmente,
estrategias para trabajar en equipo y potenciar la relación con los compañeros
y la ayuda mutua, así como el desarrollo de una serie de valores necesarios
para conseguir una buena convivencia dentro y fuera del aula.
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Desarrollar
una actuación preventiva ante los conflictos, al dotar a los alumnos de
herramientas y estrategias que podrán utilizar para evitar que aparezcan
conflictos y para resolverlos pacíficamente cuando surjan.
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Debe existir
una coordinación entre los docentes del mismo curso, por un lado, y entre los
docentes de diferentes cursos y etapas educativas, por otro. Esta coordinación
de todo el equipo docente es necesaria para facilitar el paso de un curso a
otro y de una etapa a otra.
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Necesaria la
participación de la familia como principal entorno socializador. El centro debe
tratar de fomentar su participación en las actividades escolares a través de
diferentes propuestas: talleres conjuntos con los alumnos, excursiones,
fiestas, reuniones con los profesores, actividades formativas, escuelas de
padres, etc.
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Asimismo, es
conveniente realizar jornadas de puertas abiertas y salidas fuera del centro
para fomentar la relación con otras entidades sociales. Con ello, se pretende
ampliar y consolidar la relación del centro y los miembros de la comunidad
educativa con su entorno, y que se desarrolle una buena convivencia.
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